martes, 22 de febrero de 2011

Las 14 falacias sobre la revolución egipcia (Parte I)

El 11 de febrero de 2011 Mubarak, presidente egipcio, abandonaba el poder y cedía el control del país al ejército. Terminaba la primera y más decisiva etapa de la llamada, no con mucha imaginación, revolución egipcia. Durante semanas los medios de comunicación; prensa, radio, prensa digital y televisión, centraron su atención en los acontecimientos que se sucedían de forma acelerada en el país del Nilo. Y como suele suceder en estas circunstancias, las opiniones se confundieron con los hechos, y las especulaciones con la realidad. La falta de conocimiento sobre la realidad internacional, muy patente en el periodismo español, ha sido mitigada por la participación en tertulias, debates y reportajes, de expertos en el tema, en este caso en el mundo árabe y/o islámico. A pesar de ello, tanto desde la prensa nacional como internacional se han vertido numerosas falsedades, que como siempre ocurre, a costa de repetirlas continuamente se convierten en una verdad asentada. Estas falsedades no son inocentes, tienen tras de si cierto trasfondo de antropológico en unos casos, ideológico en otros y la simple y pura ignorancia en otros. La manipulación de la información no sólo es un acto perverso si no que en ocasiones puede ser tremendamente perjudicial, en este caso para los egipcios concretamente y los árabes en general. Es por ello por lo que he decidido abrir este blog, para intentar ofrecer un punto de vista basado en la realidad de los hechos, los estudios y los datos, en fin, en la rigurosidad, ya que uno siente que no puede estar por más tiempo callado ante estos atropellos informativos. Partiendo del hecho de que la objetividad no existe, ya que somos sujetos y no objetos, trataré de ser lo más imparcial posible, que no equidistante. Con este post os doy la bienvenida a mi blog y agradeceros de antemano su lectura.

Para hacerlo de forma más gráfica, y por tanto más digerible, explicaré brevemente, una por una, cada una de las falsedades que se han ido instalando en el debate mediático sobre Egipto. He seleccionado las 14 más repetidas y difundidas. En este primer post comentaré las 7 primeras y en un segundo post las otras.

La Hermandad Musulmana (o los Hermanos Musulmanes) es un partido político islamista radical La Hermandad no es ni un partido político ni tiene una ideología concreta. Tan sólo existe un elemento aglutinador, el Islam y su papel en la política y la sociedad. Por tanto dentro de la Hermandad existen desde extremistas que podrían solidarizarse con grupos como la Yihad Islámica, hasta reformistas partidarios de una democracia pluralista. Durante la revuelta contra Mubarak, miembros de la Hermandad emitieron una serie de comunicados manifestando su posición: democracia, elecciones libres, justicia independiente y Estado de Derecho. Como la democracia cristiana en Europa, los miembros de la Hermandad defienden el papel principal de su religión en la sociedad, pero niegan que su prioridad sea instalar la ley islámica en Egipto, sólo lo apoyarían si existe un consenso nacional. Además la Hermandad ha condenado sucesivamente los atentados de Al Qaeda y desde los 70-80 está en contra del uso de la violencia y no la ha ejercido. Se ha repetido incesantemente que la Hermandad, si hubiese elecciones libres, gobernaría con toda probabilidad el país. Con esta afirmación se han dado por hecho varios elementos; por un lado está por ver si la Hermandad se presenta como un grupo cohesionado o por el contrario, y como parece más probable, dará lugar a varias formaciones políticas diferentes. Por otro lado se presupone que la Hermandad ganaría unas elecciones, cosa que es mucho especular en un país que aún no ha celebrado elecciones en libertad. Lo más probable es que la Hermandad de pie a una coalición de grupos políticos que dentro del islamismo aglutine tanto a radicales como reformistas, al menos para las primeras elecciones. Algo parecido a lo que ocurre en Irak, donde gobierna una coalición que agrupa desde sectores moderados del islamismo político hasta extremistas como el partido del clérigo radical chií Al Sadr. Lo que está claro es que la Hermandad, ni es un grupo político, es más una organización de asistencia y caridad centrada en torno al Islam, ni apoya a grupos terroristas, ni tiene una visión radical del Islam, tan sólo unos sectores, ni está claro que se presenten a las elecciones unidos, y que en ese caso las ganen.

Egipto va a ser un nuevo Irán Primero, Irán es un país persa y con una población mayoritariamente chií. Egipto es un país árabe y mayoritariamente suní. Además en Egipto hay una importante minoría de cristianos coptos (un nada despreciable 10% de la población), que se opondría frontalmente a cualquier intento de república islámica. La revolución iraní fue contra un rey y su dinastía, comunistas e islamistas fueron los que llevaron a cabo las revueltas y hubo una figura que si bien no lideró la rebelión, si que fue el símbolo de la resistencia, el ayatolah Jomeini. En el caso egipcio la revolución ha sido contra un dictador y la revuelta ha destacado por la ausencia de ideologías, ya que los discursos políticos más allá de la demanda de democracia y libertad han brillado por su ausencia. Ni los islamistas ni los comunistas han tenido un papel destacado. En la revolución egipcia no se ha impuesto ninguna figura simbólica, ha sido la revolución del pueblo. Por último el sunismo, mayoritario en Egipto, al contrario que el chiísmo de Irán no tiene un clero con una estructura jerárquica, lo que impide el establecimiento de un régimen teocrático como el de Jomeini. Es por ello por lo que tan sólo bajo el paraguas de algunas monarquías del Golfo pérsico se han instalado regímenes casi teocráticos en sociedades suníes. La única forma aparente de que se instale un régimen islamista en Egipto es bajo un régimen autoritario impulsado desde el ejército, algo así como lo que ocurrió en Pakistán con Muhammad Zia-ul-Haq o en Sudán con Omar al Bashir. Otra pregunta sería si Irán va a ser el nuevo Egipto.

Los que han llevado a cabo la revuelta egipcia son mayoritariamente islamistas Especular con la ideología de los cientos de miles de personas que exigían en la paza Tahrir la caída de Mubarak es cuanto menos algo infructuso. Hasta la fecha no existe una encuesta sobre las posturas políticas de los allí reunidos y dudo que se prestasen a ello. Los que sí tenemos son imágenes y videos en los que no aparecen ni cánticos en favor de un régimen islámico, ni quemas de banderas de EEUU o Israel, ni eslóganes a favor de Bin Laden. Lo que sí hemos escuchado son las exigencias de la población una y mil veces: democracia, libertad, trabajo, educación, una vida digna, el fin de la corrupción y el favoritismo o una policía honesta. Por tanto, con los datos que tenemos, nada apunta a que podamos afirmar que los islamistas están liderando las revueltas. Lo que sí está claro es que los egipcios quieren democracia, un 59% así lo afirman en un estudio del PEW Research Center y son datos de antes de que se iniciasen las revueltas.

El mundo musulmán es incompatible con la democracia Falso. Existen en el mundo 48 países con una población mayoritariamente musulmana. Según Freedom House, 6 de ellos son democracias electivas (Senegal, Mali, Turquía, Albania, Bangladesh e Indonesia). Es un pequeño porcentaje pero demuestra en todo caso que un país puede ser musulmán y democrático. Destaca Indonesia, país musulmán más poblado del mundo y una democracia ejemplar en Asia. Freedom House señala además que otros 9 países (Marruecos, Gambia, Burkina Faso, Níger, Líbano, Kuwait, Pakistán, Malasia y Nigeria) son parcialmente libres y tienen cierto nivel de participación política. De los 1571 millones de musulmanes que se estima hay en el mundo más de 980 millones viven en regímenes o democráticos o en proceso de democratización. Destacar que muy probablemente la causa que en la mayoría de países musulmanes o árabes no haya democracia tenga más que ver con sus características geográficas y económicas (son todos países del Tercer Mundo), que con su religión.

La democracia en los países musulmanes lleva al poder a los islamistas De los países mencionados anteriormente, tan sólo uno está gobernado por un partido islamista: Turquía, lo que nos lleva a dos conclusiones. Primero, los islamistas son grupos residuales en la mayoría de países musulmanes democráticos, tan sólo tienen cierta presencia en Turquía, Marruecos, Líbano, Kuwait y Pakistán, pero no son una clara mayoría. En los países no democráticos tienen una mayor presencia social debido a que suelen acoger a la oposición más extremista y se nutren de la frustración surgida de la represión en estos regímenes Segundo, que gobiernen los islamistas no significa ni el fin de la democracia ni un gobierno islamista radical, pongo como ejemplo Turquía, donde durante los últimos años de gobierno del islamista AKP se han llevado a cabo cambios muy positivos como la mejora de la situación de los kurdos o la disminución del papel del ejército en la política. Con ello no pretendo defender a estos partidos políticos, ya que a mi modo de ver la religión, tanto la islámica como la cristiana, no debería estar presente en la política.

La caída de Mubarak traerá la guerra con Israel. Egipto e Israel han entrado en guerra en cuatro ocasiones. Dos de ellas (1956, 1967) iniciadas por Israel y las otras dos (1948, 1973) por Egipto y sus aliados árabes. Por tanto Egipto ha sido una potencia agresora en tanto en cuanto Israel también. Nada indica que vaya a haber una guerra. Israel sigue teniendo el ejército más formidable de la región, contra el cual el ejército egipcio no puede hacer nada. El único peligro que puede provocar un enfrentamiento es el tratado de 1979 firmado por ambos países y en el cual, entre otras cosas, se exige al ejército egipcio que no posicione sus tropas en la península del Sinai, creando una zona desmilitarizada a cientos de kilómetros de la frontera con Israel. La Hermandad Musulmana ya ha denunciado este tratado que considera humillante, pero no se ha manifestado a favor de una guerra contra Israel. El gobierno israelí debe asumir que el tratado deberá ser revisado: por un lado es un tratado denunciado por todos los grupos de oposición egipcios y muy mal visto por la población, no hay que olvidar que entre otras causas las buenas relaciones de Mubarak con Israel han sido uno de los factores que han propiciado su caída. Por otro lado fue negociado por un gobierno ilegítimo y dictatorial que no representaba a la población, por tanto ante un futuro gobierno democrático egipcio, Israel no tiene otra opción que renegociar el tratado. Por último el tratado es un atentado a la soberanía nacional egipcia a la que se le niega el control de parte de su propio país. Por tanto si Israel no entiende esto y se mantiene firme en la defensa del tratado de 1979 sí que se correría el riesgo de un enfrentamiento entre ambos países. Dejando de lado este escenario, un Egipto democrático se mostrará más crítico con Israel que Mubarak, y si partidos islamistas llegan a gobernar es probable que se rompan las relaciones diplomáticas entre los dos países, tal y como exige hoy en día la Hermandad Musulmana. A largo plazo un Egipto democrático será más deseable para Israel que un Egipto no democrático, entre otras cosas porque nunca dos democracias se han declarado la guerra.


Es el 1989 árabe Al igual que Faared Zakaria en la revista Time coincido con él en que más que a la ola revolucionaria que provocó la caída de los regímenes comunistas del Este de Europa entre 1989 y 1991, la ola revolucionaria árabe tiene más que ver con la de 1848. Aquellos que se rebelaron en 1848 y los que lo están haciendo en 2011 tienen las mismas reivindicaciones: libertad y democracia. En ambos casos las revoluciones se difundieron espontáneamente de un país a otro, en 1848 por Europa, en 2011 por el mundo islámico. Las revueltas se vieron impulsadas por su éxito en Francia en 1848, así como ahora han sido avivadas por el éxito en Egipto. Al igual que en la actualidad las revueltas de 1848 tuvieron evolución y suerte diferentes, en algunos países tuvieron gran éxito y en otros se limitaron a enfrentamientos con las autoridades. Las consecuencias de 1848: caída de regímenes, cambios constitucionales o represiones brutales, las de 2011, están por ver pero no serán muy diferentes. La caída del bloque soviético de 1989 a 1991 no tiene nada en común con la situación actual. Los países de Europa Central tenían un sistema político y económico homogéneo, cosa que los países árabes no. Su colapso se debió más a la política novedosa de la potencia tutelar, la URSS y su líder Gorbachov, de no intervenir en los asuntos internos de estos países. En cambio en los países árabes no hay una potencia tutelar, aunque EEUU en cierto modo lo es en algunos casos, y la caída de los regímenes ha sido más debido a asuntos internos que a una coyuntura internacional concreta. De todos modos comparar la situación actual con la de 1848 o 1989 no es de gran utilidad, actualmente estamos viendo un fenómeno histórico único cuya evolución y consecuencias tan sólo podemos intuir.

Hasta aquí los primeros 7 puntos, en el próximo post el resto...

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho tu análisis, sobretodo cuando aclaras qué son realmente los Hermanos Musulmanes y las diferencias entre Egipto e Irán. Estas aclaraciones son muy importantes,en estos momentos, en que los medios tienen sus objetivos en estos países y son los encargados de "informar" a la población. La mala información o la información sesgada solo contribuyen a la ignorancia y en muchos casos a los prejuicios infundados.

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