viernes, 14 de octubre de 2011

Alberto Joao Jardim, el cacique del Atlántico



La democracia es sin ninguna duda el mejor sistema político que ha inventado hasta ahora el ser humano, aunque dista mucho de alcanzar su máximo potencial y desarrollo. Algunos (los muchos) dirán que es el menos malo de los sistemas, otros (los cada vez más) pedimos una democracia más democrática, de lo que no hay ninguna duda es de que es el sistema preferible para el gran conjunto de la población. Pero la democracia es caprichosa y sus votantes todavía más y de vez en cuando nos regala algún que otra Berlusconi. Estos despojos de la democracia, señal de que no siempre la mayoría tiene la razón, sobre todo si son sociedades con bajo nivel educativo o muy controladas por los medios de comunicación públicos o privados, no son sólo sino excepciones, pero también son ejemplos claros de que una buena democracia tiene que venir acompañada de una sociedad civil formada e implicada. El ejemplo clásico que se utiliza para enseñar el lado oscuro de la democracia es el ascenso de Adolf Hitler gracias a su victoria en las elecciones, aunque se suele omitir que sólo consiguió el 33,1% de los sufragios y que sólo llegó al poder gracias al entreguismo de otros partidos. Pero volviendo a tiempos más modernos, la democracia nos sigue sorprendiendo y son cada vez más los políticos corruptos, populistas, autoritarios etc... los que ganan elecciones tras elecciones, seguramente se os ocurrirán numerosos ejemplos. En este caso hablaré de un político que entra dentro de esta denominación de despojos de la democracia, es un personaje bastante desconocido pero no por ello menos interesante, sólo un dato, es el líder que más años lleva en el poder democráticamente. Su nombre es Alberto Joao Jardim, es el presidente de la región autónoma insular de Madeira, perteneciente a Portugal, lleva 33 años en el poder y acaba de ganar su décima elección consecutiva.

Situación de Madeira
Muy conocido en Portugal pero desconocido en el resto del Mundo, Jardim es desde 1978 presidente de la región de Madeira, formada por la isla atlántica de Madeira, conocida por sus vinos, y con una población de tan sólo 200 mil habitantes. Representa lo peor de lo que la democracia es capaz, su total desprecio a esta; es caciquil, populista, autoritario y maquiavélico. Proviene del salazarismo puro y duro que gobernó a la entonces pobre y abandonada Madeira durante los años de la dictadura. Su tío era el representante del régimen en la isla y él pronto entró en el mundo político, inicialmente como soflamador periodista de la derecha más rancia. Una vez llegada la democracia, se democrátizó, (fenómeno muy curioso y que se repitió de forma masiva al otro lado de la frontera portuguesa) y fue cofundador del  Partido Social Demócrata (PSD) junto a personajes históricos del centro-derecha portugués como Pinto Balsemao y Sa Carneiro.  Muy a sabiendas de que su clientela potencial estaba en Madeira, Jardim decidió convertirse en el hombre fuerte del PSD en Madeira, y no sólo lo consiguió sino que convirtió al PSD de Madeira en un partido político diseñado y moldeado a su medida. Desde que ganase las primeras elecciones en 1978 hasta el pasado 9 de octubre, Jardim ha ganado 10 elecciones regionales consecutivas. La última con un 48% de los votos que suena a derrota ya que en las anteriores de 2007 casi llegó al 64% de los votos. Es por tanto el líder elegido en las urnas que más tiempo lleva en el poder.

Habiendo sido un personaje nacido y crecido en el contexto autoritario y caciquil de la Madeira del salazarismo Jardim desarrollaría un modo de hacer política que no decepcionaría a los nostálgicos de la dictadura. Sus formas son autoritarias y no tiene ningún respeto por los miembros de la oposición. Hace 2 años llegó a proponer la prohibición del comunismo en Madeira, lo que demuestra la calidad democrática del personaje. Culpa de todos los males al gobierno de Lisboa, sea este de su partido, el PSD o del Partido Socialista. Ha cimentado su poder sobre el ladrillo y el turismo y no duda en reclamar la independencia de la isla cuando desde Portugal no ceden a sus demandas. Su poder esta basado en tres pilares: el control de los medios de comunicación, una red caciquil de funcionarios y la financiación que consigue de la Unión Europea y del régimen autónomo del que goza la isla. Los medios de comunicación públicos están totalmente controlados por Jardim y los privados reciben subvenciones públicas. De una población activa de 120 mil trabajadores, el Estado emplea a 30 mil funcionarios. Todo ello financiado gracias al régimen fiscal especial que le permite recaudar todos los impuestos de la isla sin dar nada a Lisboa, además del dinero recibido del Estado Portugués por la insularidad de la región (300 millones anuales) y  el dinero llegado de la UE (2 mil millones en los últimos 15 años). Por tanto por paradójico que parezca Jardim basa su poder en una clientela financiada por dinero de la UE y del Estado Portugués. 

El último episodio que ha demostrado lo grotesco del régimen de Jardim ha sucedido hace tan sólo un mes. En el contexto actual de recortes y control del gasto público inspectores del Estado Portugués descubrieron que el gobierno de Jardim había mentido y la deuda de la región ese acercaba los 6 mil millones de euros, más del 100% del PIB de la región y más del doble de lo admitido hasta entonces. Jardim, que había criticado ferozmente al antiguo primer ministro socialista portugués Sócrates por su elevado déficit presupuestario, resulta que había endeudado a su gobierno a unos niveles infinitamente superiores. Por otro lado ante el descubrimiento del engaño Jardim denunció que el Partido Socialista estaba detrás de todo ello, a pesar de que están en la oposición desde hace meses y el primer ministro actual pertenece al PSD, su propio partido. Por otra parte ha vuelto a pedir la independencia de la isla. Órdago insultante ya que si el régimen caciquil de Jardim ha sobrevivido ha sido gracias al dinero que recibe muy generosamente del gobierno portugués y que según las últimas investigaciones no ha sido suficiente para mantener a flote tremenda red clientelar. Pero a pesar de todo Jardim volvió a ganar las elecciones. Seguirá manteniendo un régimen basado en la insostenible financiación con dinero público de una clientela funcionarial y mordiendo continuamente la mano que le da de comer. Eso sí, sus discursos seguirán estando llenos de moralidad, siempre tendrán la culpa los demás, y cualquier ataque a su persona lo convertirá en un ataque a los madeirenses. La pregunta es si personajes como Jardim irán desapareciendo o se convertirán en la tónica general. Mi respuesta es que siempre que haya votantes irresponsables seguiremos hablando de personajes tan denunciables como éste.


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