En este segundo post terminaré los 7 puntos restantes. Antes de empezar, agradecer a todos aquellos que hayáis leído el primer post, se agradece mucho. Continuo....
La Hermandad Musulmana ha estado prohibida y perseguida por Mubarak Como todo régimen dictatorial, el tirano de turno tiene que tener una excusa de cara a la comunidad internacional para ejercer el poder de forma autocrática. Para Mubarak ese chivo expiatorio ha sido la Hermandad Musulmana. Ante cualquier presión del exterior para que iniciara reformas políticas Mubarak lo dejaba claro, si se liberalizaba el régimen el poder acabaría en manos de la Hermandad o lo que es lo mismo, el islamismo. O ellos o yo, no hay término medio. Para suerte de Mubarak en Occidente siempre le hemos creído, y nuestros gobiernos no es que no hayan presionado al régimen egipcio a emprender reformas, sino que además han financiado su dictadura, sobre todo los EEUU. Todo para evitar que la Hermandad llegase al poder. Por tanto a Mubarak le ha interesado siempre tolerar la existencia de esta. Porque la Hermandad tiene oficinas, tiene empresas, centros sanitarios y educativos; hay cierta represión, si, pero menor que a otros grupos político-sociales. De hecho entre 2005 y 2010 fueron la principal fuerza de oposición en el Parlamento con 88 escaños. Mubarak ni podía ni quería perseguir a la Hermandad porque era la razón de ser de su régimen. Si la Hermandad hubiese desaparecido ¿cómo justificaría Mubarak a la comunidad internacional la falta de democracia en su país?
La Hermandad Musulmana es el único grupo organizado de la oposición Se ha repetido hasta la saciedad que la Hermandad es el único grupo de oposición organizada al régimen de Mubarak. La realidad es que existen otros grupos o partidos políticos con una cierta organización, que incluso han participado en elecciones, beneficiándose de algunos momentos de mayor apertura del régimen. El Wasat Party, creado en 1996 de una escisión de la Hermandad, defiende un islamismo liberal y ha sido el primer partido legalizado tras la caída de Mubarak. El movimiento Kifaya, surge en 2004 de la unión de diversos movimientos de protesta de diferente ideología con unos mismos objetivos: la salida de Mubarak del poder, la celebración de elecciones y un Egipto democrático. La “Asociación Nacional por el Cambio”, plataforma política de apoyo a Mohammed El Baradei, premio nobel egipcio que se ha postulado para liderar la democratización del país. El partido Wafd que desde 1983 ha sido una de las principales organizaciones políticas egipcias de la oposición, defiende la democracia liberal y en 2005 logró 6 escaños en el Parlamento. El Tagammu, partido socialista que a pesar de la falta de libertades políticas logró en las elecciones de 2010 5 escaños. Por último el partido liberal Al-Ghad, defiende la instauración de una democracia secular. Por tanto existen numerosos partidos políticos que han ido surgiendo a pesar de las numerosas trabas que durante 30 años el régimen de Mubarak les ha impuesto. Los que vaticinan una victoria segura de la Hermandad en unas posibles elecciones democráticas no han tenido en cuenta la gran variedad de opciones políticas que han germinando al calor de la represión. Además, tras el éxito de la revuelta popular, se prevé la creación de un partido político llamado “Jóvenes del 25 de enero” que agrupe a todos aquellos que participaron en la revolución.
Por muy autócrata que haya sido, gracias a Mubarak Egipto y Occidente han disfrutado de 30 años de paz en la región Este es el típico argumento que sin ningún tipo de cautela se ha utilizado desde Occidente para justificar el apoyo a dictaduras como la egipcia. El argumento es básico, no hay que retirar al dictador de turno porque aunque gobierne de forma autocrática gracias a él el país ni se ha desestabilizado, ni ha pasado a ser gobernado por nuestros enemigos. Como dijo el presidente estadounidense F.D.Roosevelt sobre el dictador nicaragüense Somoza, “es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Los mismos argumentos se utilizaban por ejemplo en el caso de Indonesia. Desde 1967 hasta 1998 el general Suharto gobernó de forma dictatorial el país asiático. Desde Occidente se le apoyaba argumentando primero, que gracias a él el país no pasaría a manos de comunistas o islamistas, y segundo que gracias a Suharto el país no se ha desestabilizado ni dividido. En 1998 se produce un levantamiento popular y Suharto se retira del poder. Cunde la alarma en Occidente, ¿se convertirá Indonesia en un Emirato islámico? ¿Se dividirá el país caóticamente en numerosas repúblicas independientes? ¿Habrá una guerra civil? Nada de esto pasó, 12 años después Indonesia es una esplendorosa democracia, modelo en la región, con casi todos los conflictos separatistas solucionados, el terrorismo islamista perseguido y con una economía creciendo a un 6%. Además sigue siendo un aliado regional de Occidente, y por cierto es el país musulmán con mayor población. Por tanto o bien desde Occidente dejamos de apoyar a las dictaduras y dejamos que los pueblos construyan sus propias democracias, o bien admitimos que realmente apoyamos a los dictadores porque nos son más convenientes para nuestra políticas comerciales y de seguridad. Los 30 años de gobierno de Mubarak han venido acompañados por represión, torturas, atentados terroristas, pobreza y tensión social. No han sido 30 años de paz, ni para Egipto ni para Occidente. La represión no ha hecho más que dar argumentos a los perversos ideólogos de la Yihad Islámica Egipcia, organización que años después sería “socia fundadora” de Al Qaeda.
El mayor miedo de los gobiernos occidentales es que Egipto pase a estar gobernado por los islamistas Este no es el mayor miedo de Occidente. Los EEUU y otros gobiernos europeos han apoyado y financiado a regímenes radicales islámicos en numerosas ocasiones. Dejando de lado Irán, el régimen islámico por antonomasia, la Arabia Saudí wahabbí, es uno de los principales aliados de Occidente en el mundo. Durante la Guerra Fria EEUU apoyó a los movimientos islamistas en Pakistán y Afganistán para frenar la influencia soviética en esos países. Sin ir más lejos, Afganistán actualmente es una República Islámica con el beneplácito de los EEUU y la OTAN y en Irak el gobierno se haya en manos de una coalición de partidos islámicos con elementos muy radicales. A lo que tiene miedo Occidente es a la pérdida de influencia sobre los países árabes. Lo que importa no es quién gobierne sino que sean dóciles y acaten lo dispuesto por Washington, Londres o París. Las democracias en el Tercer Mundo no interesan, siempre ha sido más fácil llegar a acuerdos con dictadores corruptibles que con demócratas con principios.
Al Qaeda apoya las revueltas o se está beneficiando de ellas Al Qaeda basa toda su actividad terrorista en el precepto de que la única manera de expulsar del poder a los dictadores árabes, su principal objetivo estratégico, es a través de la violencia. La expulsión pacífica de Ben Alí en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto no sólo supone un varapalo a las tesis de Bin Laden si no que las anula completamente. Hace muy poco Ayman al Zawahiri, egipcio y número dos de Al Qaeda decía “el sistema en Egipto y la mayoría de los países árabes e islámicos sólo puede ser removido por la fuerza, y el régimen en Egipto no va a ceder ante ninguna tentativa pacífica de cambio, y Hosni Mubarak y su hijo no abandonarán el gobierno si no es por la fuerza”. La realidad le ha estallado, y nunca mejor dicho, a Al Qaeda en las manos. El triunfo de las revueltas supone un mayor golpe al grupo terrorista que la guerra de Afganistán. Todo ello no quita que Al Qaeda busque el fracaso de la democratización de estos países, para demostrar que sus tesis eran correctas. Por tanto es de preveer que se sucedan importantes atentados islamistas, teniendo en cuenta que Al Qaeda es casi un invento de la Yihad Islámica Egipcia y su presencia en el país norteafricano ha sido larga y sangrienta. De todos modos según una encuesta del PEW Research Center tan sólo un 20% de los egipcios simpatizan con Bin Laden o su grupo terrorista, por tanto la base de apoyo social es muy reducida. Pero como bien sabemos en España, el terrorismo no tiene capacidad de frenar la democractización de ningún país. Por último, señalar que la Hermandad Musulmana es el principal enemigo de Al Qaeda desde que a partir de los 80 se desligara de la violencia y optara por medios pacíficos para lograr sus objetivos. Lo que anula cualquier relación entre la Hermandad y Al Qaeda, a pesar de que se haya dicho en numerosas ocasiones lo contrario.
Sobre el ejército Si hay un actor político del que se ha hablado durante los acontecimientos en Egipto este ha sido el ejército. Mi intención es señalar brevemente, que cuando se habla del ejército egipcio no se puede hablar de un todo homogéneo. La mayoría de sus 470 mil miembros no pertenecen a ninguna élite político-económica, sino que son miembros del pueblo, generalmente jóvenes que no han encontrado otra forma de ganarse la vida. La cúpula militar sí que amasa gran poder económico y político. Algunas fuentes señalan que el ejército controla empresas y otros activos que suponen entre un 10 y un 30% del PIB egipcio. Pero esta cúpula formada por los altos cargos militares tampoco es totalmente compacta. Por un lado están los militares de mayor edad, entrenados en la URSS y que han participado en las guerras contra Israel. Por otro lado una segunda generación de altos cargos, más jóvenes, ha sido formada en EEUU y sería más permeable a un régimen democrático. La existencia de estas diferentes sensibilidades dentro del ejército explicaría en parte la posición vacilante de los militares durante la revuelta, ya que presumiblemente detrás del telón habría una lucha interna entre las diferentes facciones con el presidente Mubarak por el medio.
Sobre el futuro Para terminar, un breve apunte. A diario se especula sobre lo que va a pasar en Egipto, cada periodista o analista tiene su propia versión. Unos que va a ser un nuevo Irán, otros que el ejército se mantendrá en el poder, etc... Yo he intentado huir de vaticinar el futuro, cualquier previsión de futuros acontecimientos he intentado contextualizarlo y he indicando que son probabilidades y no certezas. Digo esto porque quiero terminar indicando que a día de hoy nadie es capaz de predecir con precisión lo que va a pasar en Egipto, entre otras cosas porque no hay ningún antecedente. Por tanto, sinceramente, no hagáis caso de aquellos que de forma categórica dicen qué es lo que va a pasar, cómo y cuándo. Porque la ignorancia es atrevida.
Hasta aquí los 14 puntos, espero que no haya sido extremadamente pesado, ya que me he extendido más de lo que había planeado en un primer momento. Si alguien necesita fuentes sobre el tema por favor pedírmelas. La mayoría son de periódicos (El Pais, New York Times, Washington Post) o think tanks (CSIS, CFR, Brookings, Instituto Elcano...). Sois bienvenidos a comentar lo que queráis, ya que por desgracia para mi, no tengo la verdad absoluta, una lástima la verdad...
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