Semanas e incluso meses después del primer estallido revolucionario en Túnez, el mundo árabe sigue copando la actualidad de la política internacional. Si hasta entonces se trataba de un conflicto regional, a partir de la aprobación de la Resolución 1973 por el Consejo de Seguridad de la ONU el pasado 17 de marzo, la guerra civil Libia ha adquirido carácter internacional. De fondo, la comunidad internacional está en alerta ante la posibilidad de un desastre nuclear en Japón.
En un discreto segundo lugar durante las negociaciones y posterior puesta en marcha del bloqueo aéreo de Libia, Obama ha centrado esta semana su atención en la gira por Latinoamérica que durante 5 días le llevará a Brasil, El Salvador y Chile. Washington, consciente del nuevo papel que Brasil representa en el equilibrio político regional, busca estrechar las relaciones políticas y económicas con el gigante latinoamericano. Pero Brasil está destinada a llevar a cabo una política exterior autónoma y multivectorial, beneficiándose de los importantes lazos político-económicos de los que disfruta con las principales capitales latinoamericanas, y las fructíferas relaciones comerciales que ha entablado durante los últimos años con China. La no-visita de Obama a Argentina en su gira por Latinoamérica es una muestra más de las turbulentas relaciones de Washington con la presidenta Cristina Fernández de Kichner y la pérdida de peso regional de Buenos Aires. En Haití, mientras tanto, la llegada del ex-presidente Bertrand Aristide, en el exilio desde que fuese expulsado del poder por la fuerza en 2004, ha añadido más tensión a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el 20 de marzo.
El 17 de marzo el Consejo de Seguridad aprobaba la resolución 1973 que permitía el bloqueo aéreo de Libia e incluso ataques militares a cualquier objetivo que supusiese una amenaza para la población. La resolución llega sospechosamente tarde, probablemente de forma intencionada ya que cuanto más desesperada era la situación de los rebeldes en Bengazi, mayor era el apoyo popular en Occidente a una intervención militar. La negociación diplomática y la posterior puesta en marcha de la operación militar ha sido liderada por Francia y Reino Unido. Tanto Sarkozy como Cameron sufren unas cotas muy bajas de popularidad y buscan con esta campaña militar alcanzar un mayor apoyo electoral. El irrisorio 19% de los votos de la UMP, partido conservador del Presidente Sarkozy, en las elecciones cantonales francesas supone una clara advertencia de cara a las elecciones presidenciales de 2012. España e Italia no han tardado en sumarse a la coalición internacional, también buscando un mayor apoyo popular ya que tanto Zapatero como Berlusconi se enfrentarán próximamente a unas elecciones con las encuestas en contra. Alemania ha optado por no apoyar el bloqueo aéreo y se ha abstenido en el Consejo de Seguridad. Merkel, que se enfrenta a varias elecciones regionales durante esta semana, no ha querido alterar su ya dañado apoyo popular entre el tradicionalmente pacifista electorado alemán. La abstención en el Consejo de Seguridad de otras cuatro potencias: Brasil, Rusia, India y China, el BRIC, refleja el mundo que está por venir.
El mundo árabe sigue en estado de ebullición. Con el estancamiento de la revolución Libia muchos analistas hablaban del fin de la ola revolucionaria. Durante los últimos días la ola no sólo no se ha detenido, sino que ha crecido. La intervención internacional en favor de los rebeldes en Libia supone abrir un nuevo capítulo y avivar las revoluciones en otros puntos del mundo árabe-musulmán. El aparente éxito de Gaddafi erradicando violentamente a la oposición rebelde, ha supuesto un ejemplo en otros países. En Siria, el régimen ha aplacado violentamente las manifestaciones más serias a las que se ha enfrentado Damasco desde el inicio de las revoluciones árabes. Arabia Saudí, que ya ha comenzado a sufrir episodios de rebelión popular, teme que las revoluciones triunfen en países limítrofes como Yemen o Bahrein. En Yemen, el presidente Saleh ha perdido el apoyo de parte del ejército y de la principal tribu del país, sobre todo debido a la violenta represión contra los manifestantes, que se ha saldado con decenas de víctimas. En Bahrein la situación ha dado un giro de 180 grados. Probablemente presionado por Arabia Saudí, el rey bahrení Hamad ibn Isa al Khalifa ha permitido la entrada de tropas extranjeras en su territorio para aplacar las protestas. El grueso de este ejército lo forman soldados de Arabía Saudí lo que podría indicar que la situación en Bahrein se encuentra bajo el control de Riyad. En Egipto mientras tanto, un 77% de los votantes ha apoyado la reforma constitucional en el referéndum convocado el día 19 de marzo.
Al margen de las revueltas en los países árabes, otros asuntos internacionales de primera magnitud han sido el posible desastre nuclear en Fukushima, Japón, o el peligro de guerra civil en Costa de Marfil donde el presidente Laurent Gbago se resiste a aceptar la victoria en las elecciones presidenciales del pasado 28 de noviembre de 2010 de su rival Alassane Ouattara.
Esta semana los principales temas internacionales serán:
- Yemen. Con la defección de parte del ejército, es probable que en pocas horas o días el presidente yemení Alí Abdullah Saleh deje la jefatura del Estado. La victoria de la revuelta en Yemen podría desestabilizar el país y toda la región. Desde hace años el gobierno yemení se enfrenta a la presencia de Al Qaeda en algunas zonas, al movimiento separatista en la región sureña de Adén y a la insurgencia chií al norte. La vecina Arabia Saudí, también amenazada por la situación en Bahrein y posibles revueltas internas, sería el país más afectado por la situación en Yemen.
- Libia. Durante esta semana veremos si el bloqueo aéreo de Libia será suficiente para que los rebeldes puedan reanudar su avance hacia Trípoli o si la situación se estanca y es necesario llevar a cabo otro tipo de medidas más efectivas pero con un mayor impacto diplomático.
- Alemania. Merkel se enfrenta en tan sólo 7 días a 3 elecciones regionales que podrían decidir el futuro de la Canciller. Según los resultados que coseche la conservadora CDU, el partido de Merkel, se podrían convocar elecciones anticipadas o no. La primera de las elecciones regionales se produjo el 20 de marzo en el länder de Saxony-Anhalt, gobernado por una coalición entre la CDU y los socialdemócratas del SPD. La CDU ha cosechado un 32,5% de los votos, no muy lejos del 36,2% del año 2006. En cambio el FDP, partido de tendencia liberal que gobierna en coalición con la CDU, ha sufrido una importante pérdida de votos en esta región, pasando del 6,7 al 3,8%, lo que amenaza la continuidad de los liberales en el gobierno federal. El próximo 27 de marzo se celebrarán elecciones en las regiones de Baden-Württemberg y Rhineland-Palatinate.
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