martes, 3 de mayo de 2011

Elecciones en Canadá, la "ola naranja" arrasa pero no lo suficiente

De izquierda a derecha: Stephen Harper, Jack Leyton, Michael Ignatieff y Gilles Duceppe
Ayer 2 de mayo, mientras las miradas del mundo entero estaban centradas en Washington por la muerte de Bin Laden, cuyo misterioso fin, arrojado al mar, añade un capítulo nuevo a la ya extensa mitología sobre el terrorista, una silenciosa revolución se producía en Canadá. En el país de la hoja de arce, los canadienses elegían por tercera vez desde 2006 a sus representantes en el Parlamento. Desde ese año, y gracias a la victoria de su partido, el conservador Stephen Harper gobierna el país como primer ministro, eso sí, en minoría. Al no haber conseguido mayoría absoluta ni en 2006 ni en 2008 el gobierno de Harper se ha mostrado indefenso ante la oposición parlamentaria, compuesta por el otro gran partido canadiense, el Partido Liberal, el Bloc Québécois (BQ), defensor de la independencia de la provincia francófona de Quebec, y el partido socialista New Democratic Party (NDP). El pasado 25 de marzo la oposición se puso de acuerdo y presentó una moción de censura contra el primer ministro conservador. Gracias a que los tres partidos de la oposición controlaban la mayoría de escaños, Harper perdió la votación y seguidamente se convocaron nuevas elecciones para el 2 de mayo. Los primeros sondeos apuntaban a que una vez más se repetiría el mismo resultado que en 2006 y 2008; ganaría el partido conservador de Harper pero sin mayoría absoluta, el partido Liberal seguiría siendo el principal partido de la oposición y el resto de partidos conseguirían, escaño arriba escaño abajo, los mismos representantes. Pero a partir de la segunda semana de abril las encuestas comenzaron a variar significativamente, a tan sólo 3 semanas de las elecciones el NDP empezaba a subir exponencialmente en intención de voto. Si el 9 de abril las encuestas daban entre un 14-18% de votos al NDP, el 2 de mayo lo situaba en el 30%. Por otro lado el Partido Liberal, partido que tradicionalmente ha gobernado Canadá, pasaba del 25-30% de intención de voto al 18,9% un día antes de las elecciones. En cambio el partido Conservador del primer ministro Harper seguía situándose en primer lugar con un 35-40% de los votos, la gran duda era si conseguiría mayoría absoluta o no. 

Stephen Harper
Las elecciones del 2 de mayo han sido un importante éxito para el Partido Conservador; por primera vez desde que Harper ganó las elecciones en 2006 podrán gobernar con mayoría absoluta. Con un 39,6% de los votos los conservadores han conseguido 167 representantes, 12 más de los 155 que se necesitan para la mayoría absoluta. El otro gran vencedor de las elecciones ha sido el NDP que ha conseguido el 30,6% de los votos y 102 escaños, 66 más que en 2008. Pero la victoria de conservadores y socialistas ha sido a expensas de los otros dos grandes partidos canadienses: el liberal y el BQ. El partido liberal, partido histórico que se ha turnado en el poder con el conservador desde el siglo XIX ha sufrido su peor resultado tanto en votos (18,9%) como en escaños (34 habiendo perdido 43). El BQ, que desde los 90 representa las aspiraciones secesionistas de los francófonos del Quebec, ha sufrido una severa derrota, un 6% de los votos frente al 9,98% de 2008 y 4 escaños de los 47 que ganaron las últimas elecciones. Por último los Verdes han conseguido por primera vez en su historia un representante en el Parlamento a pesar de haber pasado del 6,78% de los votos al 3,9%.


Viendo los resultados es difícil de entender a priori como un partido con el 39,6% de los votos consigue una extensa mayoría absoluta en el Parlamento. O como con un 18,9%, casi la mitad de los votos de los conservadores, los liberales tan sólo consiguen 34 escaños frente a los 167 parlamentarios del Partido Conservador. La respuesta la encontramos cuando analizamos el método electoral que utilizan en Canadá para distribuir votos y escaños. En el país norteamericano utilizan el método llamado First-Past-The-Post (FPTP). Este método consiste en que cada diputado es elegido en un distrito diferente, es decir, si se eligen 308 representantes, como es el caso de Canadá, se divide el territorio en 308 distritos, intentando que cada distrito abarque al mismo número de habitantes que el resto. Esto supone que en zonas muy poco habitadas los distritos son muy grandes para abarcar al número de habitantes necesarios. En cambio en centros urbanos, con una alta densidad, los distritos son muchos más pequeños. Aun así suele existir cierta tendencia a la sobrerepresentación del voto rural ya que no siempre se consigue que cada distrito abarque al mismo número de habitantes. Por tanto en cada distrito su población elige al representante del partido que prefiera. El problema es que al ser elegido tan sólo un representante por distrito, los votos que van a parar al resto de candidatos dejan de contar. Si por ejemplo tenemos tres partidos, el A, el B y el C, y el A consigue 95 votos, el B 90 y el C 40, el partido A consigue hacerse con la representación del distrito, pero los 90 votos del partido B y los 40 del C se pierden. Por tanto a nivel nacional lo importante no es conseguir un mayor número de votos, si no conseguir ser el partido más votado en un mayor número de distritos. Este método también es utilizado en EEUU o Reino Unido. Casulamente en este último país el próximo 5 de mayo se celebra un referéndum para ver si continúan con el método FPTP o lo cambian por un método alternativo, ya que amplias capas de la población lo ven como un sistema injusto que favorece a los partidos mayoritarios y penaliza a los pequeños partidos.

Michael Ignatieff líder de los liberales
En el caso canadiense el FPTP juega un papel muy importante. Gracias a este método los dos partidos clásicos, el Liberal y el Conservador han logrado mayorías absolutas con un porcentaje de votos significativamente menor al 50%. También ha favorecido al BQ ya que al estar regionalmente centrado en la provincia de Quebec, le basta con ganar en los distritos de esta región para lograr una representación abultada a pesar de no tener votos en el resto de provincias canadienses. Partidos minoritarios como los socialistas del NDP o los verdes se han visto negativamente afectados por este método electoral, ya que son partidos pequeños y geográficamente dispersos. En estas elecciones el FPTP ha permitido a Harper ganar ya que gracias al aumento de expectativa del NDP los votantes de centro-izquierda han dividido sus votos entre los liberales y los socialistas. Por otro lado los verdes, sabiendo que el FPTP juega en su contra han centrado su campaña en conseguir un simbólico diputado en la provincia de British Columbia, estrategia que se ha saldado con un éxito rotundo.

A la hora de analizar las elecciones canadienses también es importante incidir en la clave regional. Dos provincias acaparan la gran mayoría de distritos y representantes ya que son las más pobladas: Quebec y Ontario. Es en estas dos provincias donde se ha producido el vuelco electoral que ha permitido el éxito de conservadores y del NDP y la derrota del BQ y los Liberales. En Quebec, donde al contrario que el resto del país se habla francés, desde los años 90 los secesionistas del BQ han logrado hacerse con la mayoría de sus 75 representantes. En estas elecciones el BQ ha pasado a ganar sólo 4 de los distritos frente a los 58 que ha conseguido el NDP. El electorado quebequés ha dejado de lado sus aspiraciones independentistas para centrarse en las reivindicaciones más sociales y económicas representandas por el NDP. Los conservadores con 6 representantes y los liberales, que tradicionalmente habían sido el partido no secesionista más importante de la provincia, con 7 representantes se han quedado muy lejos de los socialistas. En Ontario se ha producido un segundo vuelco electoral determinante para la victoria de los conservadores. Ontario tradicionalmente ha sido un feudo de los liberales, pero en estas elecciones tan sólo han podido mantener 11 representantes en la provincia frente a los 22 del NDP y los 73 de los conservadores. Los liberales, partido de centro-izquierda, han perdido su electorado más izquierdista en favor del NDP y los más moderados han pasado a votar a los conservadores. En esta provincia ha tenido éxito la estrategia de Harper de infundir temor sobre una posible coalición entre el NDP y los liberales. Incluso Toronto, capital del Partido Liberal, ha optado masivamente por los conservadores. En el resto de provincias no ha habido grandes cambios. Las regiones centrales, Alberta, Saskatchewan y Manitoba, poco habitadas y muy rurales han votado mayoritariamente por los conservadores. En British Columbia, en el extremo Oeste del país, los conservadores han perdido votos aunque siguen manteniendo 21 de los 36 representantes y un 47% del voto. En las pequeñas provincias del Atlántico el partido Liberal ha conseguido mantener su tradicional presencia aguantando la marea conservadora y socialista. 

El partido conservador por tanto se alza con una victoria que hasta el último momento parecía dudosa. El objetivo de Stephen Harper era conseguir la mayoría absoluta y lo ha conseguido siendo el partido más votado y con un mayor número de representantes en el Parlamento. El principal activo del gobierno han resultado ser los buenos datos económicos, gracias a los cuales Canadá ha sido uno de los países Occidentales donde la crisis económica internacional ha tenido un menor impacto negativo. Sobre todo por el crecimiento de la demanda de recursos naturales por parte de las dinámicas economías asiáticas así como por la resistencia del fuerte y regulado sector financiero heredado de los anteriores gobiernos liberales. También ha permitido capear mejor la crisis el estimulo fiscal llevado a cabo por el gobierno Harper y la bajada de impuestos a las empresas, lo que ha permitido al país salir rápidamente de la recesión y crecer actualmente al 3%. Por otro lado el primer ministro ha sido muy criticado por su marcado conservadurismo, su apoyo inquebrantable a la política exterior de EEUU e Israel (fue uno de los primeros países en anunciar su participación en la zona de exclusión aérea de Libia), por su negación del calentamiento global y por aumentar el gasto de defensa (compró 65 F35 a los EEUU por un valor de 10 mil millones de libras). Sus detractores lo comparan con los republicanos de EEUU y con Bush, del que fue fiel aliado durante los últimos años de su mandato. También le critican sus métodos autoritarios, como el cierre del Parlamento cuando se esperaba una moción de censura por parte de los partidos de la oposición debido al intento del gobierno de eliminar la subvención pública a los partidos políticos. Ahora que tiene mayoría absoluta Stephen Harper tiene como objetivos principales reformar el Senado, acabar con la financiación publica de los partidos políticos, aligerar las restricciones para la posesión de armas de fuego, bajar los impuestos a las empresas del 18% al 15% y convertir a Canadá en una potencia energética global gracias a la explotación de las arenas de petróleo de Alberta . También tiene como prioridades abrir el sector de las telecomunicaciones a la inversión exterior y endurecer la protección de los derechos de autor y copyright. A corto plazo sus mayores retos son hacer frente a una oposición más ideologizada liderada por el NDP y lidiar con la provincia de Quebec, tradicionalmente anti-conservadora, pacifista, ecologista y partidaria de aumentar el gasto social.


El NDP ha visto culminada su “Ola naranja”, nombre dado al aumento exponencial de la intención de voto de los socialistas en los últimos días y por el color del partido, con un histórico 30,6% de los votos y como líderes de la oposición. Su campaña, centrada en el aumento de los impuestos de sociedades del 18% al 19,5%, la bajada de los impuestos a las pequeñas empresas del 11 al 9%, el aumento del gasto social, la protección del medio ambiente y la retirada de las tropas de Afganistán ha calado hondo en la sociedad canadiense y entre el electorado de centro-izquierda, cansado del las corruptelas y la ambigüedad del partido Liberal. Tampoco el desgastado discurso secesionista del BQ ha encandilado esta vez a los quebequeses que han dado un voto de confianza al NDP y su discurso social. El NDP tiene por delante el reto de convertirse en un partido que sea una alternativa real de gobierno a los conservadores, y sobre todo lograr que su discurso tenga una mayor propagación por otras provincias del Centro y Oeste del país.

El partido Liberal ha sufrido el mayor desastre electoral de su historia, tan sólo 5 años después de dejar el gobierno se ha visto reducido a un triste 18,9% de los votos. Las causas que explican este desastre son varias; por un lado los escándalos de corrupción de los últimos gobiernos del Partido Liberal siguen pesando entre la población, la elección del líder del partido, Michael Ignatieff, no ha sido la más acertada ya que ha pasado gran parte de su vida fuera del país y su imagen de intelectual elitista de Harvard no ha atraído al voto más popular, tan sólo en los centro urbanos ha logrado el partido liberal ganar en votos al resto de partidos. Por último el fuerte conservadurismo del primer ministro Harper ha polarizado a la sociedad canadiense, y los votantes del centro-izquierda han preferido apostar por un partido con un discurso más izquierdista como el NDP, que un partido como el Liberal, perdido en las ambigüedades del centrismo. El partido liberal tendrá difícil volver a ser el partido canadiense por antonomasia, su futuro puede pasar por ser un partido bisagra entre el partido Conservador y el NDP. Pero también se podría esperar una futura fusión entre el NDP y los liberales, creando un sólo partido de centro izquierda, tal y como ya ha pasado en el centro-derecha con el Partido Conservador. Mientras tanto Michael Ignatieff ha dimitido como líder de los liberales ya que incluso ha perdido las elecciones en su propio distrito y no ha conseguido ser representante en el Parlamento.


El líder del BQ Gilles Duceppe también ha dimitido tras los resultados del 2 de Mayo. El partido dominante de Quebec ha pasado a ser el cuarto con más representantes en esta provincia, lo que es una auténtica catástrofe para los independentistas quebequeses. Pero aún queda esperanza para el BQ. La situación actual, donde los asuntos económicos son los que más afectan al electorado debido a la situación mundial, explica que gran parte de los votantes de Quebec hayan pasado a votar al NDP. Pero el sentimiento independentista volverá a coger fuerza según los fantasmas económicos vayan desapareciendo. A pesar de ello el BQ ya no volverá a ser el partido dominante que era antes. El NDP, aunque parezca improbable que coseche el mismo resultado en Quebec en unas elecciones futuras, seguirá siendo un actor de primera importancia en la política regional quebequesa.

Por último los verdes tratarán de repetir estrategia y centrar sus esfuerzos en lograr unos distritos determinados. La pésima política ambiental de Stephen Harper les dará la oportunidad de poder competir en algunos de los distritos más contrarios al primer ministro conservador, sobre todo gracias a la alta sensibilidad ecológica de la sociedad canadiense.

Jack Leyton líder del NDP
La mayoría de expertos canadienses coinciden en que las elecciones de ayer son históricas para el país, no sólo porque el partido más importante, el liberal, se haya hundido, o porque los secesionistas quebequeses hayan casi desaparecido del parlamento, o porque el NDP ha logrado triplicar sus resultados, ni siquiera porque los verdes hayan conseguido su primer diputado desde que surgieron en 1983, sino porque han polarizado a la sociedad canadiense de forma muy ideológica. El primer ministro Stephen Harper no sólo pretende gobernar un país, si no cambiar su sociedad. Su principal objetivo es trasladar la sociedad canadiense, tradicionalmente en una posición liberal hacia una posición más conservadora. Este objetivo ha sido apoyado por muchos, un 39% según las elecciones, pero también ha radicalizado a sus opositores, quienes han pasado de votar al partido Liberal, más centrista, a votar al NDP, más a la izquierda. Se trata de una polarización que responde a la doble realidad canadiense, no la anglófona frente a la francófona, sino la más cercana al modelo estadounidense, tradicional, religioso, rural, y la más favorable al modelo europeo, partidario del Estado del bienestar, secular, liberal, etc... Se trata de dos modelos que sitúan a Canadá en medio de las dos tendencias dentro del mundo Occidental. Los futuros gobiernos de Canadá deberán de cuidarse de no polarizar todavía más a su sociedad y de seguir manteniendo una posición intermedia entre los modelos de EEUU y Europa. Una Canadá a imagen y semejanza de EEUU tendría una gran oposición en Quebec, ya de por sí recelosa del modelo conservador y con ansias de independencia, pero también en otras provincias. 

 Tabla de Resultados


Escaños 2008
Escaños
2011
% Votos
2008
% Votos
2011
Nº Votos
2008
Nº Votos
2011
Conservadores
143
167
37,65%
39,6%
5.208.796
5.832.401
New Democratic Party
37
102
18,18%
30,6%
2.515.561
4.508.474
Liberales
77
34
26,26%
18,9%
3.633.185
2.783.175
Bloc Québécois
49
4
9,98%
6%
1.379.991
889.788
Verdes
0
1
6,78%
3,9%
937.613
576.221

Intención de voto durante las semanas previas a las elecciones, observad la espectacular subida del NPD








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